Las entidades sociales se encuentran a diario en su labor con las complejidades que implica el Tercer Sector. Aspectos como el cambio climático, la desigualdad estructural y la pérdida de confianza en las instituciones, forman parte de un desafío que les activa a redefinir su papel y su impacto. Frente a este escenario, el pensamiento regenerativo surge como una propuesta orientada no solo a mitigar daños, sino a restaurar relaciones, revitalizar ecosistemas y reconfigurar estructuras desde una lógica de vida.
Este cambio de enfoque exige una profunda revisión de las prácticas organizacionales, las formas de intervención y, especialmente, de las narrativas que se construyen y comunican. Además, actualmente, donde la información se multiplica y se transforma a gran velocidad, integrar el pensamiento regenerativo con una transformación digital coherente y centrada en valores humanos es clave para amplificar el impacto y la resiliencia de las organizaciones sociales.
Pensamiento regenerativo: más allá de la sostenibilidad
El pensamiento regenerativo implica diseñar sistemas que restauran, revitalizan y expanden la capacidad de los sistemas vivos —sociales, ecológicos y culturales— para sostener la vida en su diversidad. A diferencia de los enfoques sostenibles, que buscan mantener lo existente, lo regenerativo promueve transformaciones estructurales desde la inteligencia colectiva, el aprendizaje continuo y la conexión profunda con el territorio.
En el tercer sector, esto conlleva pasar de intervenciones fragmentadas a acciones sistémicas; de proyectos asistencialistas a procesos colaborativos; y de métricas estandarizadas a indicadores que midan calidad de vida, autonomía comunitaria y regeneración relacional.
El rol transformador de las narrativas
Las narrativas son mucho más que discursos, son estructuras simbólicas que moldean nuestras percepciones, relaciones y decisiones. En muchas organizaciones del tercer sector, las narrativas aún se basan en lógicas de déficit, urgencia o dependencia. Esto limita su capacidad de generar impacto real y sostenido.
El pensamiento regenerativo promueve narrativas que visibilizan capacidades, aprendizajes, interdependencias y futuros posibles. Este cambio no solo es estratégico, sino profundamente ético: se trata de restituir dignidad, agencia y sentido de pertenencia a los actores con los que trabajamos.
Y en un mundo digitalizado, estas narrativas necesitan construirse, distribuirse y evolucionar a través de plataformas, tecnologías y entornos digitales que favorezcan la co-creación, la transparencia y el diálogo horizontal.
La transformación digital como aliada regenerativa
La digitalización no es neutra: puede ampliar brechas o cerrar distancias, puede centralizar el poder o democratizar el conocimiento. Desde una perspectiva regenerativa, la transformación digital debe orientarse a fortalecer vínculos, facilitar la participación y visibilizar el valor de lo relacional y lo territorial.
Entre sus principales contribuciones al enfoque regenerativo en el tercer sector, destacan:
- Escucha digital activa mediante el uso de herramientas como formularios, plataformas colaborativas, redes sociales y análisis de datos para comprender en tiempo real las necesidades, emociones y aspiraciones de las comunidades.
- Narrativas distribuidas y descentralizadas, con la creación de contenidos audiovisuales, relatos digitales comunitarios, podcasts y redes de narración que pongan en el centro la voz de los actores locales.
- Medición del impacto regenerativo, a través de la incorporación de herramientas digitales que permitan visualizar indicadores de transformación profunda —como vínculos fortalecidos, cambios culturales o autonomía territorial— complementando los KPI tradicionales.
- Alfabetización digital con sentido comunitario, con la formación de capacidades tecnológicas para que las comunidades no solo accedan a tecnología, sino que la comprendan, la adapten y la usen para fortalecer su autonomía y resiliencia.
Enfoque de narrativas regenerativas con integración digital
Un enfoque regenerativo de las narrativas, apoyado en la transformación digital, puede estructurarse en cinco dimensiones clave:
Narrativas centradas en la vida
Relatos que priorizan la regeneración de lo vivo —personas, ecosistemas, culturas— y visibilizan la interconexión entre lo social y lo ambiental. El uso de plataformas multimedia y visualizaciones interactivas puede ayudar a hacer visible lo intangible.
Propósito como eje identitario
La comunicación digital debe reflejar no solo el qué, sino el para qué de las organizaciones. El storytelling institucional debe inspirar, convocar y generar confianza desde la autenticidad.
Co-creación narrativa desde el territorio
Usar herramientas digitales para incorporar relatos locales, testimonios comunitarios y perspectivas diversas en la construcción de historias compartidas.
Sistemas narrativos abiertos y adaptativos
Promover narrativas dinámicas, actualizables, donde distintos actores (socios, voluntarios, beneficiarios, aliados) puedan aportar, comentar y resignificar los relatos.
Imaginación colectiva como motor de transformación
La tecnología debe facilitar espacios de visualización y diseño de futuros posibles, usando simulaciones, mapas digitales, realidades aumentadas u otras herramientas para fomentar el pensamiento anticipatorio.
Buenas prácticas para integrar pensamiento regenerativo, narrativas y digitalización
No podíamos terminar este post sin recomendar la ejecución de algunas buenas prácticas que te puedan apoyar a la hora de integrar el pensamiento regenerativo en la labor de tu ONG:
- Diagnóstico narrativo digital: auditar la comunicación interna y externa para identificar narrativas dominantes, omisiones y oportunidades de transformación.
Revisa tu web, redes, informes y campañas. ¿Refuerzan la dependencia o inspiran posibilidad y autonomía?
- Mapeo de activos comunitarios digitales: identificar talentos, plataformas, redes y contenidos existentes en los territorios que pueden articularse en nuevas narrativas regenerativas.
Usa herramientas digitales participativas (como encuestas, mapas interactivos o apps móviles) para identificar talentos, saberes y recursos comunitarios.
- Diseño participativo de contenidos: utilizar herramientas como Google Workspace o Notion para co-crear relatos con distintos actores sociales.
Con canales de escucha activa podrás fomentar la participación en tiempo real. Aprovecha dashboards, infografías para mostrar no solo el “qué”, sino el “para qué” y el “con quién”
- Capacitación en narrativas y tecnologías: ofrecer formación a equipos y comunidades en storytelling digital, ética comunicativa, herramientas audiovisuales y producción participativa.
Anima a miembros de la comunidad a contar su versión, usando sus propias palabras, fotos, videos o audios. Capacítalos, si es necesario, en herramientas digitales básicas.
- Plataformas de impacto abierto: implementar espacios digitales donde se compartan historias, datos y aprendizajes en formatos accesibles, que puedan ser reutilizados y apropiados por otros actores.
No olvides que las tecnologías son solo herramientas. La clave es el vínculo, la intención y la coherencia ética.
- Monitoreo y evaluación narrativa: integrar métricas cualitativas y cuantitativas para evaluar el alcance, la resonancia y la transformación generada por las narrativas impulsadas.
En este cruce entre lo regenerativo y lo digital, las narrativas transformadoras son más que una herramienta de comunicación: son estructuras de posibilidad que permiten imaginar y construir futuros donde la vida —en todas sus formas— no solo se sostiene, sino que se fortalece y florece.