La transformación digital ya no es opcional para las entidades sociales: es el camino para fortalecer su acción y su impacto. Pero, ¿qué ocurre cuando la falta de habilidades digitales se convierte en el principal obstáculo? La respuesta está en invertir en el desarrollo de competencias digitales de los equipos, asegurando así un futuro inclusivo y sostenible.
¿Por qué son tan importantes las competencias digitales?
La brecha digital no solo es tecnológica, sino también de capacidades. Muchas entidades aún no cuentan con una estrategia digital definida y reconocen que la falta de conocimiento digital en sus equipos frena su avance. Además, la formación en competencias digitales sigue siendo una asignatura pendiente: la mayoría de equipos y voluntariado rara vez recibe formación específica en herramientas digitales o gestión de datos.
Más allá de los recursos tecnológicos, el verdadero motor de la transformación digital son las personas. Por eso, establecer un plan de aprendizaje continuo y un itinerario de desarrollo competencial es esencial para cualquier entidad que quiera avanzar.
¿Qué entendemos por competencias digitales?
Las competencias digitales engloban conocimientos y habilidades para usar de forma segura y eficiente las tecnologías de la información y la comunicación. Según el marco europeo DigComp, estas competencias incluyen:
- Gestión de la información: buscar, filtrar, organizar y almacenar información en la nube.
- Comunicación digital: manejar el correo electrónico, redes sociales, videollamadas y creación de contenidos online.
- Resolución de problemas: instalar software, configurar dispositivos, comprar online o utilizar recursos de aprendizaje digital.
- Herramientas informáticas: uso de procesadores de texto, hojas de cálculo, edición básica de imágenes o vídeos y programación sencilla.
¿Cómo impactan las competencias digitales en el tercer sector?
El desarrollo de estas competencias permite a las entidades:
- Mejorar la comunicación y la participación. Una base social más conectada y activa, gracias al uso eficaz de canales digitales.
- Impulsar la creatividad y la capacidad del equipo. Automatizando tareas rutinarias y aprovechando herramientas colaborativas para liberar tiempo y fomentar la innovación.
- Optimizar procesos y aumentar el alcance. Digitalizar la gestión interna, la atención a personas beneficiarias y la coordinación del voluntariado, mejorando la eficiencia y la capacidad de respuesta.
- Innovar para transformar. Crear nuevos servicios y soluciones adaptadas a las necesidades sociales actuales, utilizando la tecnología como aliada para el cambio social.
¿Por dónde empezar? Estrategias para potenciar las competencias digitales
- Realiza un autodiagnóstico digital. Evalúa el nivel de madurez digital de tu entidad en áreas clave como gestión de proyectos, comunicación, operaciones internas o ciberseguridad. Existen herramientas sencillas que pueden ayudarte a identificar fortalezas y áreas de mejora.
- Define una hoja de ruta. Establece prioridades, actividades y responsables. Un plan claro te permitirá avanzar de forma ordenada y medible.
- Invierte en formación continua. La capacitación es clave para romper la barrera de las habilidades. Existen programas, talleres y recursos gratuitos y adaptados al tercer sector.
- Fomenta el liderazgo y la participación. Involucra a todo el equipo en el proceso de transformación digital, desde la dirección hasta el voluntariado. El consenso y el compromiso interno son fundamentales.
- Aprovecha alianzas y voluntariado tecnológico. Colabora con otras entidades, empresas o profesionales del sector digital para sumar recursos y conocimiento. El trabajo en red multiplica el impacto.
El futuro es digital (y humano)
La digitalización en el tercer sector no es solo una cuestión de tecnología, sino de personas. Apostar por el desarrollo de competencias digitales en los equipos es invertir en el presente y el futuro de la acción social. Así, cada entidad podrá maximizar su impacto y asegurar que nadie se quede atrás en la transformación digital.