Para cualquier entidad, sobre todo del Tercer Sector, la misión es el núcleo de toda su labor. Sin embargo, comunicar esa misión de forma clara, comprensible e inclusiva sigue siendo uno de los grandes retos para muchas entidades. Una comunicación efectiva no solo informa: inspira, moviliza y construye comunidad. Pero, ¿realmente está llegando el mensaje a quienes queremos alcanzar?
¿Qué significa comunicar de forma inclusiva?
La comunicación inclusiva va más allá de evitar un lenguaje discriminatorio. Se trata de construir mensajes que consideren la diversidad de las personas receptoras: diversidad lingüística, cultural, cognitiva, de género, capacidades, nivel educativo, acceso a tecnologías, entre otras variables. Una organización del Tercer Sector no puede permitirse excluir, aunque sea de manera no intencionada, a parte de su audiencia por cómo redacta, diseña o difunde su mensaje.
Diagnóstico: ¿entiende tu público objetivo la misión de tu entidad?
Para saber si la misión de tu entidad está siendo comprendida, es fundamental hacerse algunas preguntas:
- ¿Podría una persona ajena al sector entender, en menos de 30 segundos, a qué se dedica tu organización y en qué proyectos podría participar?
- ¿Has testeado tus mensajes con públicos diversos?
- ¿Estás utilizando tecnicismos o jerga interna que aleja a tus posibles aliadas?
- ¿El lenguaje y los canales que usas son accesibles por y para todas las personas?
Una misión escrita en términos demasiado abstractos o formales corre el riesgo de ser ignorada. En cambio, una misión comunicada de forma clara, con ejemplos tangibles y en un lenguaje sencillo, puede conectar emocionalmente y fomentar la participación.
Barreras comunes en la comunicación
Lenguaje institucional excesivo: muchas organizaciones replican estructuras de redacción propias de la administración o el mundo académico. Esto puede restar cercanía y claridad al contenido.
Poca atención al diseño accesible: tipografías poco legibles, contraste bajo o ausencia de subtítulos en vídeos limitan el alcance, párrafos muy largos, contenido muy cargado, etc.
Canales inadecuados: si el mensaje no se adapta a los canales preferidos por cada segmento del público, pierde efectividad.
Falta de representación: ¿quiénes aparecen en las imágenes y vídeos? ¿Reflejan la diversidad real del público al que se dirige la entidad?
Buenas prácticas para una comunicación inclusiva y efectiva
Frases cortas, vocabulario cotidiano y explicaciones simples de conceptos complejos.
Haz pruebas con personas externas a la organización antes de lanzar campañas clave.
Asegúrate de que tus materiales sigan criterios de accesibilidad web y física (por ejemplo, con lectura fácil o traducciones).
Mezcla medios digitales con presenciales, escritos con audiovisuales, y aprovecha la comunicación oral en comunidades donde sea relevante.
La comunicación no es solo emitir, sino también recibir. Recoge feedback y adáptate.
No olvides que comunicar de forma inclusiva no solo fortalece la identidad institucional: también construye una sociedad más equitativa y participativa.