En España, el espacio que ocupan las pequeñas y medianas empresas (PYMES) es mayor que el del conjunto de toda la Unión Europea. Esto ayuda a situar su peso y contribución al empleo y al valor añadido bruto empresarial 5 puntos porcentuales por encima de las medias europeas.
En la “Estrategia para las PYMEs en pro de una Europa sostenible y digital", acordada el 10 de marzo de 2020, se expone que más del 99% de las empresas de la Unión Europea son PYMEs, que dan empleo a unos 100 millones de personas y generan más del 50% del PIB de la UE. Esto convierte su papel en clave a la hora de aportar valor añadido a todos los sectores de la economía del país.
A las pymes se une el segmento de personas que trabajan por cuenta propia, estos son los autónomos, que representan un 17,85% del empleo empresarial en nuestro país y comparten buena parte de las características de las microempresas.
Con la crisis generada por la pandemia de la COVID-19, el desempeño de muchas pymes y micropymes, junto con el de las personas autónomas; se vio afectado, por lo que fue necesario comenzar a contar con herramientas y mecanismos de apoyo específicos.
El componente 13, cuya inversión total estimada asciende a 4.894 millones de euros, recoge un plan de reformas y decisiones orientadas a reforzar el ecosistema empresarial español, haciendo especial hincapié en las necesidades de estas empresas. El fin no es otro que el de apoyarlas, poniendo en valor la mejoría de su productividad, el refuerzo de sus capacidades, el fomento de la creación empleo, la mejora de su capacidad competitiva, y el crecimiento potencial de la economía.
Además de estas medidas, se trabajará para fomentar la creación de un marco regulatorio más fiable, que promueva un tejido empresarial competitivo y resiliente y que favorezca el clima de negocios y la aparición de nuevas iniciativas emprendedoras, eliminando los dificultades con las que se cruzan los empresarios, que suelen limitar el crecimiento de sus pymes.
Llegados a este punto, es importante hablar de la modernización de los diferentes mecanismos; aquellos que aboguen por una reestructuración del sistema empresarial, impulsando así la economía, innovación y la creación de iniciativas revolucionarias, relacionadas con el ámbito tecnológico (startups), digital e industrial.
En este sentido, la digitalización será un factor importante de la productividad y la adecuación de las PYMEs. Para que esta se dé, será necesario que se cumplan dos requisitos indispensables: (1) apoyo y formación a los trabajadores para adquirir nuevos conocimientos digitales; y (2) la existencia de un conjunto de instituciones que compartan ideas y proyectos de cooperación y de apoyo, que permitan aprovechar los efectos multiplicadores del trabajo en red y la digitalización.
Estas son las reformas e inversiones que se pretenden implantar y que se encuentran orientadas a reforzar el ecosistema empresarial de nuestro país, poniendo especial foco en en las necesidades de las pequeñas y medianas empresas: